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Mostrando entradas de septiembre, 2024

EL RATÓN DEL CAMPO Y EL RATÓN DE LA CIUDAD - JEAN DE LA FONTAINE

  Había una vez un ratón de campo que vivía felizmente en su modesta madriguera, alimentándose de lo que el campo le ofrecía: granos, raíces y algunas frutas. Un día, recibió la visita de su primo, el ratón de ciudad, que venía a verlo después de muchos años sin encontrarse. El ratón de campo, lleno de alegría, compartió con su primo lo mejor que tenía: algunas nueces y semillas, que para él eran un auténtico manjar. Pero el ratón de ciudad miró la comida con cierto desdén y dijo: —Querido primo, veo que llevas una vida bastante dura aquí en el campo. Tu comida es simple y escasa. Deberías venir conmigo a la ciudad. Allí tengo abundancia de manjares y nada de qué preocuparse. Come lo que puedas hoy, pero mañana te llevaré a mi hogar para que veas lo que es una buena vida. El ratón de campo, intrigado y tentado por las palabras de su primo, aceptó la invitación. Al día siguiente, ambos partieron hacia la ciudad. Al llegar, el ratón de campo se sorprendió con la grandiosidad del lugar do

EL PADRE DE SIMÓN - GUY DE MAUPASSANT

  Las doce acababan de sonar. La puerta de la escuela se abrió y los chicos se lanzaron fuera, atropellándose por salir más pronto. Pero no se dispersaron rápidamente, como todos los días, para ir a comer a sus casas; se detuvieron a los pocos pasos, formaron grupos y se pusieron a cuchichear. Todo porque aquella mañana había asistido por vez primera a clase Simón, el hijo de la Blancota. Habían oído hablar en sus casas de la Blancota; aunque en público le ponían buena cara, a espaldas de ella hablaban las madres con una especie de compasión desdeñosa, de la que se habían contagiado los hijos sin saber por qué. A Simón no lo conocían, porque no salía de su casa, y no los acompañaba en sus travesuras por las calles del pueblo o a orillas del río. No le tenían, pues, simpatía; por eso acogieron con cierto regocijo y una mezcla considerable de asombro, y se la fueron repitiendo, unos a otros, la frase que había dicho cierto muchachote, de catorce a quince años, que debía estar muy e

EL COLLAR - GUY MAUPASSANT

  Era una de esas hermosas y encantadoras criaturas nacidas como por un error del destino en una familia de empleados. Carecía de dote, y no tenía esperanzas de cambiar de posición; no disponía de ningún medio para ser conocida, comprendida, querida, para encontrar un esposo rico y distinguido; y aceptó entonces casarse con un modesto empleado del Ministerio de Instrucción Pública. No pudiendo adornarse, fue sencilla, pero desgraciada, como una mujer obligada por la suerte a vivir en una esfera inferior a la que le corresponde; porque las mujeres no tienen casta ni raza, pues su belleza, su atractivo y su encanto les sirven de ejecutoria y de familia. Su nativa firmeza, su instinto de elegancia y su flexibilidad de espíritu son para ellas la única jerarquía, que iguala a las hijas del pueblo con las más grandes señoras. Sufría constantemente, sintiéndose nacida para todas las delicadezas y todos los lujos. Sufría contemplando la pobreza de su hogar, la miseria de las paredes, sus e