"Zarparé de viaje, mi verdadero amor, zarparé de viaje por la mañana. ¿Hay algo que pueda mandarte a través del océano, desde el país en el que desembarque?" No, no hay nada que puedas mandarme, amor mío, no hay nada que desee poseer. Solo quiero que regreses a mí, intacta, desde el otro lado de aquel solitario océano. "Oh, pero yo pensé que podrías querer algo bonito, hecho de oro o de plata, proveniente de las montañas de Madrid o de las costas de Barcelona". "Pero si poseyera las estrellas de la noche más oscura y los diamantes del más profundo océano, renunciaría a todo eso por un dulce beso tuyo, porque eso es todo lo que deseo poseer". "Pero quizá me ausente por un largo tiempo y solo por eso te lo pregunto: ¿hay algo que pueda mandarte para que me recuerdes, para hacer que el tiempo se te pase rápido?" "Oh, ¿cómo puedes?, ¿cómo puedes preguntarlo de nuevo? eso solo me causa