Matilde Loisel, una mujer de mediana edad, estaba insatisfecha con su vida. Aunque vivía en una modesta casa con su marido, ella anhelaba una vida de lujo y refinamiento. Su esposo, un funcionario del ministerio, había conseguido una invitación para una elegante fiesta en el Ministerio. Matilde, que estaba emocionada por la oportunidad de asistir a un evento de tal prestigio, deseaba deslumbrar a los asistentes con un vestido y un collar de joyas.
Matilde no tenía joyas, así que su esposo le sugirió que tomara
prestado un collar de su amiga, la señora Jeanne Forestier, quien poseía una
gran colección de joyas. Matilde aceptó con entusiasmo y eligió un collar de
diamantes que parecía muy costoso y hermoso.
El día del baile, Matilde deslumbró a todos con su elegancia y belleza.
La noche fue mágica, y ella se sintió en el centro de atención. Sin embargo,
después de la fiesta, mientras regresaba a casa, Matilde notó que el collar ya
no estaba en su cuello. Entró en pánico y, junto con su esposo, buscó desesperadamente
el collar por toda la ciudad, sin éxito.
Finalmente, después de semanas de búsqueda infructuosa, Matilde decidió
reemplazar el collar perdido. Ella y su esposo compraron un collar similar, y
Matilde se lo devolvió a la señora Forestier. Aunque su amiga no pareció notar
la diferencia, Matilde y su esposo sufrieron grandes sacrificios financieros
para pagar el nuevo collar, lo que les llevó a vivir en la pobreza durante
muchos años.
Diez años después, Matilde se encontró con la señora Forestier y le contó
la verdad sobre el collar perdido y los años de sufrimiento que habían pasado
debido a ello. La señora Forestier, sorprendida, le reveló que el collar que
Matilde había perdido era una imitación de baja calidad y que su valor real era
insignificante en comparación con el sacrificio que Matilde y su esposo habían
hecho.
Fin.
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