En la región montañosa de California, cerca del pequeño pueblo de San Juan, se encontraba una extraña formación rocosa llamada el "Dedo de Dios". Era un pico que se alzaba abruptamente y se decía que tenía un dedo de piedra que señalaba al cielo. La gente del lugar creía que el dedo era un símbolo de advertencia divina.
Un día, el joven y ambicioso buscador de oro llamado James Acton
decidió explorar la montaña en busca de riqueza. Acton había oído rumores de
una rica veta de oro en el área y estaba dispuesto a arriesgarlo todo para
encontrarla. Sin embargo, las leyendas sobre el "Dedo de Dios" le
causaban cierta inquietud, aunque no permitía que sus temores le detuvieran.
Mientras exploraba la montaña, Acton se encontró con una cueva oculta.
Dentro, encontró una inscripción en la pared que decía: "Quien toque el
dedo de Dios será condenado a su perdición". Acton, intrigado pero
escéptico, continuó su búsqueda. Finalmente, llegó al pico de la montaña donde
se encontraba el famoso dedo de piedra.
El joven, lleno de codicia, tocó el dedo con la intención de desafiar
las supersticiones. De inmediato, un temblor sacudió la montaña, y una lluvia
de piedras y rocas comenzó a caer alrededor. Acton, aterrorizado, trató de
escapar, pero el temblor se intensificó y las rocas se precipitaron desde el
pico.
Acton logró bajar de la montaña con vida, pero el miedo a la maldición
lo atormentó. Regresó al pueblo y trató de contar su historia, pero nadie le
creyó. La gente continuaba hablando del "Dedo de Dios" con respeto y
temor, y la historia de Acton se convirtió en una leyenda más sobre el poder
sobrenatural del lugar.
Años más tarde, se descubrió que el joven buscador de oro había
desaparecido sin dejar rastro. La montaña, ahora conocida por su terrible
reputación, seguía siendo un lugar temido y respetado por los habitantes del
pueblo, y el "Dedo de Dios" permaneció como un recordatorio de los
misterios que la naturaleza puede esconder.
Fin.
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