Nacimiento de Kaguyahime
Hace muchos años, un cortador de
bambú se encontró con un bambú cuyo pie resplandecía. Intrigado, se acercó y
vio que el resplandor venía de su interior, y al cortarlo, se encontró con una
pequeña niña del tamaño de tres sun, lo equivalente a aproximadamente 9
centímetros, sentada en su interior y rodeada de aquel resplandor. El cortador
supo entonces, que esa pequeña niña estaba destinada a ser su hija.
El cortador de bambú se hizo rico y
poderoso por la cantidad de oro que se encontraba en los bambúes, y al llegar
la niña a la mayoría de edad, decidió llamar a un sacerdote de la corte real
para decidir su nombre, quien al ver su incomparable belleza, le puso de nombre
“Nayotake no Kaguyahime”, es decir, la resplandeciente princesa del bambú
flexible, pues la luz simbolizaba a la belleza, y Kaguya resplandecía como
ninguna otra.
Los festejos por el la mayoría de
edad de la princesa Kaguya se dieron con grandes banquetes durante tres días y tres
noches, la belleza de Kaguya había llegado a los oídos de todos los hombres del
país, los nobles y los no tan nobles se volvieron locos por casarse con la
princesa, era tan difícil verla que tenían que pasar la noche fuera del palacio
esperando una oportunidad para verla o que saliera a alguien que le pudiera
hacer llegar un mensaje.
Los pretendientes
Con el paso de los días los
pretendientes se fueron resignando hasta quedar solo cinco de ellos, quienes
tenían fama de entender el amor y estaban decididos a conquistar a Kaguya.
Pasaban noches enteras sin comer fuera del castillo, mandaban cartas que nunca
eran respondidas y le rogaban al cortador de bambú que dejara ver a su hija,
soportaron el frío del invierno, el calor de la primavera y los truenos del
verano, pero todo era en vano.
El cortador de bambú, al darse
cuenta de lo que sucedía, habló con la princesa Kaguya, le hizo saber que era
un anciano y que su vida acabaría en cualquier momento, sabiendo que era un ser
fuera de lo común, le contó que en este mundo el hombre se une a la mujer para
formar una familia, y que antes de llegar el día que él muriera, debería tener
una familia.
Kaguya le contestó que no sabe si
ella es una mujer hermosa, y que tampoco sabe si el amor que tanto le prometen
es real, es por esto que vive atormentada por el miedo de arrepentirse después
de casarse, no podría casarse sin asegurarse de que el amor de los nobles es
real.
La princesa decidió entonces hacer
una prueba para asegurarse de que el amor que le prometen es real, le pidió a
su padre que hablara con los nobles y les dijera que aquel que traiga lo que
desea, será con quien se case.
Las cinco peticiones
Al día siguiente los cinco pretendientes se encontraban fuera del castillo, por lo que la princesa Kaguya le pidió a su padre que les comunicara a cada uno de ellos lo que deseaba que le entregaran.
- Al Príncipe Ishitsukuri le pidió encontrar el legendario Cuenco de
Piedra de Buda.
- Al Príncipe Kuramochi le hablo
sobre una rama que desea, de un árbol cuya raíz es de plata, su tronco de oro y
sus frutos son perlas.
- Al Ministro Abe no Miushi le
encargó piel de ratón de fuego, una tela que al ensuciarse, puede ser
purificada al quemarla.
- Al Gran Consejero Ōtomo le pidió
un collar de cinco colores que se encuentra en el cuello de un dragón.
- Al Gran Consejero Isonokami le
pidió encontrar una concha koyasugai, concha que nace de las golondrinas.
Los cinco príncipes, al escuchar que los deseos de la princesa eran materiales que no se sabía de su existencia, regresaron a sus hogares desilusionados.
A pesar de la desilusión, el Príncipe Ishitsukuri se negaba a vivir sin
ella, por lo cual mandó un mensaje a la princesa diciendo que ese mismo día
partiría en busca del cuenco de piedra de Buda. Tras tres años de búsqueda, el
príncipe encontró un viejo cuenco en un monasterio, el cual envolvió en seda y
le ató flores, para ser llevado a la casa de la Princesa Kaguya.
La princesa, extrañada por haber
recibido el cuenco, lo desenvolvió y encontró en él una carta con un poema del
príncipe, sin embargo, el cuenco no resplandecía con el característico azul
oscuro que cuenta la leyenda del Cuenco de Piedra de Buda, por lo que decidió
devolverlo. El príncipe mandó cartas con excusas, diciendo que el cuenco dejó
de brillar al compararse con Kaguya, sin embargo, la princesa no quiso leer sus
cartas.
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